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Tuesday, May 22, 2018

La educación pública no puede seguir esperando

A través de la institucionalidad de la que nos hemos dotado en democracia, Chile tomó la decisión de desmunicipalizar la educación pública a través de un sistema nacional, cuyo foco sea resguardar el derecho a una educación de calidad para todos los estudiantes del país.

En este contexto, es crucial rescatar la necesidad de velar por políticas de Estado en el sector, con perspectiva país y de largo plazo. En esto no hay atajos, seamos claros: no hay país que haya avanzado de modo sustantivo en la materia sin ponerse de acuerdo más allá de las diferencias legítimas que tengan los gobiernos de turno.

Es importante recordar que la evidencia respecto a la necesidad de desmunicipalizar es contundente. Gran parte de la crisis en que hoy se encuentra nuestra educación pública se debe a los problemas de gestión que tienen los municipios, los cuales en su mayoría carecen de los recursos y capacidades técnicas para garantizar el derecho a una educación de calidad. Esto ha generado profundas desigualdades, pues la calidad de las escuelas públicas depende de la riqueza de la comuna, la disponibilidad de equipos especializados en educación y la voluntad de los alcaldes de entregar más recursos. Ya lo planteaba la OCDE en su revisión de políticas educativas del 2004: la gran heterogeneidad de tamaños, recursos y capacidades de gestión entre municipios provoca desigualdades en la provisión de la educación pública.

Así, hubo acuerdo transversal en desmunicipalizar todas las escuelas públicas para darles una conducción pedagógica y administrativa profesionalizada y coherente, a través de un sistema único. Es posible que en algunas comunas las escuelas sigan teniendo buenos resultados por un tiempo, pero nadie asegura que con el siguiente alcalde eso permanezca y el sistema educativo requiere de estabilidad. Es por eso que se previó un plazo máximo en la ley, de modo de hacer una implementación gradual y definir un horizonte para la instalación total del sistema. 

Tras esta decisión, ¿cuáles son las verdaderas razones para tener una buena educación pública? Más allá del hecho de que, en promedio, los países de la OCDE tienen más del 85% de cobertura pública, en nuestro caso, con el modelo de municipalización, se ha ido gestando un peligroso proceso de segregación social, ideológica y religiosa. Es imprescindible mantener, a lo largo del territorio, una oferta pública, laica y disponible para todas las familias. Esto es crucial pues la educación pública establece la definición de calidad que orienta el sistema educativo de un país, promoviendo -más allá de nuestras diferencias- la formación de personas integrales y ciudadanos críticos, autónomos y participativos. Asimismo, la educación pública se orienta a la búsqueda de objetivos sociales y bienes compartidos, es decir, a la construcción del bien común, lo que tiene implicancias fundamentales tanto en las dimensiones político-culturales como en las económicas y sociales del país.

Implementar esta ley es probablemente el proceso de cambio más complejo que ha vivido el Estado de Chile en los últimos 20 años. Sabemos que lograr una educación pública de calidad no ocurrirá con la sola aprobación de la ley, sino que es un proceso largo que se sostiene en las creencias y competencias de las comunidades. Cuestionar el espíritu del sistema aprobado abre espacios de incertidumbre que lo impactan negativamente, generando inseguridad en miles de personas involucradas -entre ellas docentes, estudiantes y familias- que requerirán de confianza y apoyo en esta transformación. Esta es una tarea país, por lo tanto resulta urgente aunar esfuerzos de todos los actores para llevar a cabo los acuerdos que el país ya definió, fundados en el propósito moral que impulsa la necesidad urgente de una educación pública de calidad.

Fuente://latercera.com

Tuesday, December 27, 2016

Jornada escolar completa: cansancio y malos resultados

La JEC más conocida como “Jornada escolar completa” fue implementada el año 1997 bajo el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle, con José Pablo Arellano como Ministro de Educación en ese entonces, en los establecimientos diurnos Particulares Subvencionados y Municipales.

¿Con qué propósito? La jornada escolar completa tenía como objetivo mantener a los estudiantes en el establecimiento educacional un número importante de horas dado que, en muchos hogares no había quien los atendiera y eran fáciles presas de las drogas y otras situaciones complicadas. Lamentabemente la idea original de permitir actividades lúdicas en la tarde para que el alumno potenciara sus aptitudes se perdió y en la práctica se agregaron más horas de clases lectivas, incluso muchas de ellas con evaluaciones, perdiéndose de ésta manera su sentido original.
¡Más horas lectivas!, “¡Qué bien!” podrá decir usted, mientras más horas los alumnos estén en sus salas de clases, más aprenderán. FALSO, el hecho de que se estudie más horas no quiere decir que el estudiantes vaya adquirir más conocimiento, de hecho, ocurre lo contrario, porque la capacidad de concentración no es la misma a las 8 de la mañana, que a las 2 de la tarde. La capacidad de concentración de una persona no va más allá de 20 minutos, lo que requiere no solo un sistema en donde se reduzcan las cargan horarias, sino que, cambiar las técnicas de enseñanza de los profesores hacia sus alumnos.





Bien, entonces la JEC fue introducida en el sistema educacional con el propósito de mantener a los alumnos más tiempo en el establecimiento y cuidar a los más vulnerables que no podían quedarse solos en sus casas, debido a que vivía en un sector donde es muy susceptible a la delincuencia y a las drogas y fomentar todas sus capacidades, habilidades y destrezas con talleres lúdicos, ya sea, deportes, ajedrez, teatro, etc, además de las asignaturas correspondiente al año académico.

¿Qué pasó? Hoy en día nos damos cuenta que la JEC se ha utilizado con otros  objetivos, ¿cuáles?, más horas en preparación SIMCE y PSU, más horas de lenguaje, matemática, menos historia, arte, música, deporte, ¿Qué pasa? ¿Dónde quedan las actividades lúdicas que desestresan al estudiante? En el aire ya que hoy se preocupan más por obtener una mejor PSU y SIMCE que desarrollar más habilidades del alumnos, dejando a éstos últimos, con un excesivo cansancio.

Y es ahí donde quiero apuntar, al cansancio. La JEC además de aumentar las horas de clases y proponer actividades lúdicas, también hacía énfasis en no enviar tareas para el hogar, de modo que, la carga sería peor para el alumno. Pero se ha hecho claramente lo contrario, las actividades no están,  y si lo están es en un bajo porcentaje respecto a las demás asignaturas y además se envía tarea a la casa dejando sin tiempo al escolar para realizar diversas actividades.

El alumno es primero que nada persona, tiene vida y durante esta se desarrolla en múltiples áreas porque no tienen una habilidad o capacidad, sino que, son varias y él tiene motivaciones para querer desenvolverse en ellas y la educación es una de las herramientas que tiene el escolar para realizarlas.

¿Qué es educación? Definición de educación hay muchas, pero la que más se acerca es la siguiente, según la UNESCO: “La educación promueve la libertad y la autonomía personal y genera importantes beneficios para el desarrollo”. Dicha definición se puede interpretar de diferentes maneras, entendiendo a que se enfocan los modelos educativos a “libertad y la autonomía personal” y sabemos que ello desarrolla al individuo en sociedad.

La pregunta que nos hacemos es ¿Qué modelo educativo será más beneficioso para lograr aquello? ¿más memoria? ¿más horas de clases? Antes de responder dichas preguntas, vamos a los datos duros que rigen hoy en el sistema educativo.

Somos un país OCDE que avanza cada día por salir del subdesarrollo y llegar a ser como las anheladas potencias europeas. Pero, ¿Cómo ve nuestro sistema educativo la OCDE? Dice que somos uno de los países con más horas de clase. Chile tiene, por ejemplo, según el Informe PISA en promedio 1203 horas anuales, contrastando con las 921 del promedio OCDE, tenemos 6 horas y 40 minutos de matemática a la semana, en comparación al promedio OCDE que son de 3 horas y 38 minutos a la semana.

¿Resultados? “Con un promedio de 423 puntos en la Prueba PISA de Matemáticas 2012, Chile aparece como una nación por debajo del resto de los países OCDE evaluados que promedian 494 puntos. El 52% de los estudiantes es considerado un alumno de bajo desempeño, mientras que la media OCDE es del 23% de los jóvenes”, explica desde París Noémie Le Donné, de la Dirección para la Educación y Habilidades de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que supervisa la puesta en marcha de PISA.

Si tenemos más horas de clase, ¿por qué seguimos teniendo bajos desempeños en informes de educación a nivel internacional? La respuesta es bien fácil. Es por el actual sistema educativo por el cuál se rigen nuestros estudiantes y profesores.

No tenemos un sistema el cual integre, incluya y desarrolle todas las capacidades cognitivas y físicas del estudiante para  que se pueda desenvolver en sociedad;  en el que los profesores se les capacite constantemente y con ello lleven nuevas técnicas para poder enseñar de mejor maneras las materias que comprende cada asignatura; en el cual el currículo de ramos artísticos, electivos del área de humanidades, entre otras tengan relevancia en la que aumente el nivel significativo de aprendizaje, sobre todo a los que se interesan por el área. No tenemos un sistema que se preocupe por mejorar el mundo, sino que, lo mecaniza para pruebas estandarizadas que definirán la vida futura del escolar.

Hay que seguir trabajando estimados. Un gobierno no va a solucionar todos los problemas si pensamos que ellos pueden hacer todo, tenemos que tener las motivaciones y las ideas para hacer de este país uno desarrollado, en donde tenga a su propia ciudadanía culta, libre y autónoma, en donde pueda desarrollarse plenamente y poder caminar más allá de una prueba estandarizada , que pueda caminar hacia el horizonte y decir que pudo, que puede y que podrá. Porque el modelo educativo que queremos no es simplemente el que no pudo, mala suerte, sino que si no puedes, te ayudamos a poder y eso lo hacemos entre todos.

Una nueva educación para Chile, es posible.

Fuente:elquintopoder.cl

Tuesday, May 17, 2011

Chile está decidido a superar el atraso educativo

Frente a resultados insatisfactorios en lengua y matemática, lanzó un plan intensivo de refuerzo. "Queremos resultados en un año", dijo Verónica Abud, jefa de la División Educación General Ministerio de Educación.

Tolerancia cero con el retraso educativo parece ser la consigna que ha inspirado al ministerio que preside Joaquín Lavín, ex alcalde de Santiago, hoy miembro del gabinete del presidente Sebastián Piñera, para lanzar un programa de seguimiento de las clases (Plan de Apoyo Compartido o PAC) en los primeros niveles de la escuela primaria. Tiene las características de un tratamiento de shock mediante una suerte de intervención en más de 1000 establecimientos.

Chile comparte muchas de las mismas falencias que se observan en otros países de la región: un éxodo de los alumnos del sistema público al privado, un rígido Estatuto del Docente que traba los incentivos a la profesión, un déficit en la formación de los docentes y, lo más grave de todo, al final del recorrido la constatación de que los niños no llegan a adquirir los conocimientos básicos en el tiempo previsto.

Pero, mientras otros gobiernos de la región optan por desconocer o cuestionar las evaluaciones internacionales como las pruebas PISA que realiza la OCDE -con argumentos tales como que las mismas no toman en cuenta el contexto socioeconómico-, Chile, a pesar de ser el país que mejor parado sale de ellas, no está conforme y va por más. Los resultados de las últimas pruebas PISA, publicados en diciembre de 2010, que miden los conocimientos en matemática, lectura y ciencia entre los alumnos de 15 años de los países miembros de la organización durante 2009, mostraron que ese país sudamericano es líder entre las naciones de habla hispana en el continente.

Aun así, queda mucho por hacer. "Al paso que íbamos, explicó a este medio Verónica Abud, responsable de la aplicación del PAC, nos tomaría entre 30 y 40 años llegar a la meta que nos fijamos". Las propias mediciones del ministerio chileno, las pruebas SIMCE, muestran que un gran porcentaje de los alumnos no adquieren en tiempo y forma los conocimientos previstos. Es por ello que los responsables de Educación de Chile decidieron que no había tiempo que perder.

¿Cuáles son las razones que los llevaron a lanzar este Plan?

Los resultados de la prueba estandarizada que se realiza en el país (SIMCE) mostraron que un 46% de los niños llegaban a 4º básico (4º grado de la escuela primaria) con dos años de retraso en los conocimientos en matemáticas y castellano. Esto significa que 100.000 niños al año no tienen el nivel necesario en esas dos materias troncales y que por lo tanto no estarán preparados para seguir adelante con éxito en su educación. Es por esto que diseñamos el Plan de Apoyo Compartido destinado al 20% de la matrícula; son los establecimientos que tuvieron 5 años seguidos de malos resultados. Trabajamos desde el nivel de prekinder hasta 4º básico, en matemática y en lengua. Lo que pretendemos es crear las condiciones necesarias para garantizar un aprendizaje en el interior del aula.

¿Siguieron algún modelo?

Vimos varias experiencias internacionales y observamos los ejes que se repetían allí donde había mejoras en un corto plazo. Analizamos qué estrategias funcionaron en otros países y a partir de ahí formulamos el PAC. Lo que se busca en primer lugar es asegurar una correcta implementación del currículum en todo el país. Para ello es fundamental el uso del tiempo a través de una planificación diaria del trabajo. Otro eje del PAC es la capacitación de un grupo de liderazgo al interior del colegio integrado por el director y dos profesores para la implementación del programa en cada escuela.

¿Cómo van a evaluar la marcha del programa?

Habrá pruebas cada cinco semanas para ver cómo avanza cada niño, colegio, comuna y región, a fin de hacernos cargo de los alumnos que quedan rezagados. La idea no es medir así los resultados -ya que eso lo hará el SIMCE al concluir el año- pero sí evitar el retraso. Allí donde lo detectemos, vendrá lo que llamamos respuesta a la diversidad del aprendizaje, es decir, proveer materiales para que los maestros puedan nivelar a ese niño y que no se quede rezagado. Además, las pruebas SIMCE, que se hacen anualmente a todos los niños, nos permitirán ver el avance del PAC. No podemos esperar al 4º año, debemos ir corrigiendo antes.

¿A qué cree usted que se debe el atraso educativo?

Hay varios factores. Por un lado, la subvención estatal que entrega el ministerio es baja para lo que realmente se requiere. Hemos aumentado la parte que va a los niños más desfavorecidos pero falta aún. También incide la calidad de los profesores. Al terminar la universidad hay un examen que mide el aprendizaje de los maestros. Un 50% de ellos no conoce los contenidos que debe enseñar. Por otra parte, el Estado no es dueño de los colegios en Chile. Estos dependen de los municipios; algunos se interesan en la educación y otros la ven como una carga. Finalmente, la agenda educativa está enganchada a la agenda política. Y en Educación la continuidad es fundamental.

¿Qué otros factores inciden para que no se cumplan los programas?

El profesor, por ejemplo, puede tener licencia por dos semanas y nadie lo reemplaza. El municipio dice que no hay plata; el maestro, que los niños son pobres. No hubo una cadena de mando clara. Y como en Chile hay libertad educativa, la gente saca a los niños de los colegios públicos y los lleva al privado y ha habido una dramática caída de la matrícula municipal.

¿Qué tiene de novedoso o diferente la estrategia lanzada este año?

Creo que en Chile ha habido muchas reformas, pero el aprendizaje ocurre en el interior del aula y es ahí que debemos concentrarnos. Este PAC está asistido por personal del Ministerio que va a supervisar escuela por escuela. Estamos ordenando algo que era heterogéneo y caótico. Buscamos asegurarnos de que en todas las escuelas del país se cumpla con el currículum en el tiempo previsto. En los últimos 10 años la mejora en educación fue muy pequeña. A este paso, nos tomará entre 30 y 40 años tener resultados. El mundo ha ido avanzando y en América Latina nos hemos ido quedando atrás. Con este plan queremos resultados en un año. Queremos romper la tendencia.

¿Hay mucha conflictividad sindical en el área docente?

El año pasado no hubo huelgas pero el año anterior sí se perdieron muchos días de clase. En Chile tenemos un régimen muy inflexible que es el Estatuto del Docente. Por ejemplo, no se puede despedir a un profesor por no hacer su trabajo.

¿Existe algo similar a la remuneración por desempeño?

Había algunos bonos por resultado, pero era algo muy limitado. El año pasado logramos introducir algunas modificaciones a la ley. Los bonos se aumentaron significativamente en cantidad y posibilidad de acceder a ellos. Se estableció que las personas que ingresan a la carrera pedagógica con buen promedio podrán hacer toda la carrera gratis,a condición de que luego vayan a trabajar a escuelas públicas. Desde ahora, además, todos los años los municipios pueden despedir al 5% de su personal. Entonces un profesor sabe que puede estar incluido en ese 5% y eso es movilizador. También se estableció que los que egresen con muy buenas notas de la carrera docente, tendrán un mejor sueldo.

Fuente:InfobaeAmérica

Friday, May 6, 2011

Violencia escolar, SIMCE y pobreza

El Ministro de Educación ha señalado que estamos ante el primer análisis de violencia escolar a nivel nacional. La verdad es que no. Estamos ante el tercero. Y no podemos decir, ni en Chile ni en el resto del mundo que sea simple de vincular –incluso estadísticamente- la violencia escolar con el rendimiento escolar (SIMCE) ni menos con el nivel socioeconómico escolar (pobreza) como lo ha señalado el Ministro.

Afirmó, según las cifras, que la escuela más violenta en Chile es la escuela pública, municipal, de bajo SIMCE y que atiende a los más pobres.

Es una estigmatización más contra las escuelas municipales y públicas que no podemos sino atender y reflexionar, pero en su contrario. ¿Cuántas escuelas en Chile hay que NO trabajan para el SIMCE y que efectivamente tienen problemas de violencia escolar? ¿Cuántas escuelas hay en Chile que sus profesores trabajan día a día para “formar” a miles de estudiantes antes que “adiestrarlos” para el SIMCE o la PSU?

Una cosa no significa la otra.

Además, muy mal asesorado, el Ministro ha dicho que “es la primera vez que tenemos un análisis de la situación del Bullying a nivel nacional y exacto, colegio por colegio y con la seriedad que da un cuestionario entregado a más de 200 mil alumnos”. Nadie puede tener una información “exacta” sobre un fenómeno tan complejo e inexacto como este. ¿Es lo mismo la “violencia escolar”, que la violencia “EN” la escuela, que la violencia “DE” la escuela o que la violencia “CONTRA” la escuela? Para nada.

A no olvidarlo, este sistema escolar que tenemos, que por muchas justificaciones que demos (por la masificación, que por el crecimiento, que por los profesores, etc.) es uno muy desigual, injusto socialmente hablando y muy desintegrado. La semana pasada, gracias a la OCDE, por fin se oficializó la idea de que Chile tiene el sistema escolar más “desintegrado” del planeta OCDE: los ricos están con los ricos y los muy pobres con los muy pobres. Así ¿cuándo? Es la principal causa del fracaso que muestra el SIMCE respecto a nuestra desigualdad.

No obstante, es muy importante decirlo, hay profesores -cientos- que creen en los niños más pobres y vulnerables. Se esfuerzan día a día por construir ciudadanía, comprensión política, paz y crecimiento escolar con ellos.

Por esta razón, ante tan importante debate, nos permitimos como equipo de investigación en Violencia Escolar –llevamos más de 10 años investigando el fenómeno- aportar con una breve reflexión que consideramos urgente.Durante la IV Conferencia Mundial sobre Violencia Escolar y Políticas Públicas realizada el 2008 en Lisboa y la V desarrollada hace muy poco en Mendoza, nos quedó claro –revisando muchas de las intervenciones- que para avanzar contra la violencia en las escuelas debemos evitar al menos dos vicios metodológicos que se repiten en muchos programas de intervención en el mundo: la creencia muy arraigada en los “expertos” que considera a la violencia escolar como un fenómeno estructural entre individuos (víctima-agresor); y la creencia de que existe una causalidad lineal que explicaría etiológicamente el fenómeno (TV, videojuegos, familia disfuncional, etc.). Claramente estos dos vicios fundamentan una visión sobretodo criminológica que no ayuda en nada a intervenir pedagógicamente en las comunidades escolares. Urge cambiar ese paradigma.

Las investigaciones recientes muestran que debemos avanzar desde la acción comunitaria para generar un clima y un espacio escolar donde los conflictos no deriven naturalmente en violencia y se gestionen, en cambio, en un ethos de respeto mutuo, solidaridad, reconocimiento y compañerismo (verGottfredson, ya desde 2001.)

La comunidad escolar debe preguntarse entonces ¿son los estudiantes el verdadero objeto de nuestra atención profesional? (o sólo el rendimiento escolar para el SIMCE y la PSU); ¿creen los estudiantes que en la escuela hay justicia y equidad en sus procedimientos y acciones disciplinarias?; ante los desafíos pedagógicos ¿se sienten competentes y capaces?; la escuela ¿pone desafíos fáciles de cumplir o no pone simplemente desafíos?; ¿se sienten, los estudiantes, orgullosos de ser parte de sus colegios?.

Nosotros, los adultos, no debemos perder el horizonte respecto a que el fin de la educación es primariamente ético y político. Sólo un par de datos: le preguntamos a más 2500 estudiantes (el años 2007 y el año 2010 respectivamente) de diversos liceos si su palabra valía y era tomada en cuenta en el colegio y sólo un 8.6% respondió afirmativamente; además, sólo el 30% cree que su colegio se preocupa de que aprendan conocimientos pertinentes y valores ciudadanos. Es decir, estamos lejos, muy lejos.

Estas reflexiones son pertinentes a la hora de analizar, o siquiera hacer anuncios, sobre el fenómeno de la violencia escolar en nuestro país. No vaya a ser que de nuevo estigmaticemos a las escuelas públicas y busquemos otra causa más de su decadencia que nada o muy poco tiene que ver con las verdaderas razones de su crisis.

fuente: El Mostrador

¿Cuánto cuesta educar, con enseñanza de calidad, un estudiante en la educación básica pública chilena?

La Asociación Gremial de Corporaciones Municipales en conjunto con la Corporación Más Progreso publicaron un informe tulado: “Prestaciones educativas: Costo per cápita por estudiantes en la educación chilena”. Ambas organizaciones piensan mandar sus conclusiones al Mineduc (Ministerio de Educación de Chile).

El presidente de la Asociación Gremial de Corporaciones Municipales (AGCM) y alcalde de Lo Prado, Gonzalo Navarrete (PPD), representantes de la Corporación Más Progreso y sociólogos dieron a conocer este viernes el estudio denominado “Prestaciones educativas: Costo per cápita por estudiantes en la educación chilena”.

Navarrete explicó que “No existe estudio previo en Chile para decir cuánto cuesta educar, con enseñanza de calidad, un niño”.

El punto de partida de la investigación fue el comprobar la realidad educacional chilena actual: Existe una “segmentación socio-económica, expresada en los bajos resultados de aprendizaje que obtienen estudiantes de menores ingresos en comparación con los niveles de logro avanzados que alcanzan quienes pertenecen a los grupos sociales acomodados”.

Aunque existe la Ley de Subvención Escolar Preferencial (SEP) para compensar las “desigualdades socioeconómicas existentes entre estudiantes del sistema municipal-subvencionado y quienes asisten al sistema privado”, su implementación no es bastante eficiente para colmar tal brecha.

“En el 2003 los gastos totales por casa estudiante del sector particular pagado superaban aproximadamente en tres veces al de quienes asisten a establecimientos educacionales municipalizados”, explicó el sociólogo presente en el foro.

El objetivo general de la investigación era definir “cuáles son los servicios y prestaciones principales que aseguran una educación de calidad y cuál es el costo per cápita asociado a cada prestación educacional considerada necesaria para brindar una educación de calidad”, precisaron los participantes.

Los investigadores se enfocaron sobre establecimientos educacionales municipales con niveles de logro avanzados (conocido gracias al puntaje sobre el promedio de la Región Metropolitana en Lenguaje y Matemáticas del Simce) en las comunas de Ñuñoa y Providencia.

Este estudio de caso les permitió modelar cuál debiera ser la “fotografía de los costos del sistema educativo anual (año 2010)”. Así, pudieron determinar cuál debería ser el monto de subvención pública necesaria para lograr este estándar de “colegio modelo”. Limitaron sus búsquedas al año 2010 porque, según ellos, las cifras tienen que ser ajustadas cada año según la variabilidad de diversos elementos -los sueldos por ejemplo.

Así, el costo mensual por alumno para una educación básica de calidad con JEC (Jornada Escolar Completa), con el 95% de asistencia, teniendo en cuento el salario de los docentes fijado según la ley, los gastos en administración central, los consumos básicos, el mantenimiento y las reparaciones, la inversión, programas varios, gastos generales, perfeccionamiento y las prestaciones (los gastos para el directivo, el orientador, el psicólogo/a, el psicopedagogo/a, el fonoaudiólogo/a, el inspector/a, los vigilantes, los auxiliares, los paradocentes) debería ser de 75.205 pesos.


Según Navarrete “Los resultados del Simce que logran algunos colegios no son fruto de la ineficiencia de los municipios”, sino de la falta de recursos.

Añadió que “El estado debe financiar la educación básica como cimentos del resto de la educación. Por lo tanto, esto no significa un retorno al modelo centralista del Estado, pasado desde la época del muro de Berlín, pero sí se necesita financiamiento”.

“Las municipalidades también son parte del Estado y aportan la red territorial de servicio que son recursos muy importantes para los alumnos: Tenemos derechos globales con identidades locales”, precisó Navarrete.

El Alcalde terminó subrayando la existencia de una “inequidad territorial en términos de calidad de vida, de calidad educacional, etcétera. […] En las comunas pobres, los resultados del Simce son malos, […] los niños que tienen más plata viven en municipios que también tienen más plata, y así tienen un mejor rendimiento escolar […] El sistema es completamente al revés”.

Asegurar 70.000 pesos para que exista una educación de calidad razonable no permitiría el fin de las desigualdades, pero posibilitaría “que nadie pueda recibir menos” y que así “las familias pagen menos”.


Fuente: elciudadano