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Monday, November 2, 2015

"Para educar en contextos vulnerables, los países deben ofrecer mayor acceso a oportunidades reales"

Aaron Brenner, máster en Educación de la Universidad de Stanford.

Para el estadounidense, fundador de la red de escuelas primarias KIPP, los nuevos emprendimientos de educación que están emergiendo deberían enfocarse en actuar colaborativamente en lugar de aislarse en sus propias ideas.

La red de colegios KIPP ha sido todo un éxito en EE.UU. Bajo su metodología, han logrado que estudiantes en situación de extrema pobreza accedan a excelentes instituciones de educación superior. En KIPP ningún alumno paga por estudiar, ni tampoco se les toma alguna prueba de admisión: todos los niños son bienvenidos.

Aaron Brenner, máster en Educación de la Universidad de Stanford, es fundador de las escuelas primarias KIPP, donde instauró la innovadora metodología "Shine", a través de la cual sus estudiantes han alcanzado excelentes resultados. Además, es cofundador de The One World Network of Schools, una red que busca replicar e instalar escuelas transformacionales a lo largo del mundo, poniendo el foco en cambiar la vida de los niños, proveyéndoles oportunidades.

Aaron visitará Chile en el marco del Seminario de Innovación y Aprendizaje: ¿Cómo cambiar paradigmas en educación?, que se realizará el 4 de noviembre. El encuentro es organizado por la Comunidad de Emprendedores en Educación (Ceeduc), que reúne a once instituciones, lideradas por egresados de Enseña Chile, que buscan desarrollar nuevas ideas para mejorar la educación del país.

-¿Qué debe tener una escuela para lograr ser transformacional?

"Una escuela transformacional es un lugar magnífico, donde se logra cambiar realmente la vida de los alumnos, de sus padres y de toda la comunidad. Con nuestra red queremos llegar a las poblaciones más vulnerables y ahí lograr un cambio de mentalidad dirigido hacia las altas expectativas".

-¿Cómo se logra ese cambio de mentalidad? ¿Qué deben hacer las escuelas para transformar?

"Primero, deben estar convencidas de que cada niño, independientemente su condición, puede alcanzar el éxito. Además, deben involucrar y comprometer a las familias en la educación de sus niños, hacerlos parte real de su formación. Es clave contar con un excelente equipo directivo con liderazgo y pasión por la enseñanza. Por último, hay que concentrarse en los resultados: las buenas prácticas implementadas se tienen que ver reflejadas en datos".

-En las primarias KIPP, ¿cómo logró innovar en un escenario tan complejo?

"Nuestra mayor innovación se relaciona con el mayor desafío que teníamos. Al menos dos tercios de nuestros alumnos son latinos y la mayoría de sus padres no habla inglés. Si queríamos involucrar a las familias, debíamos hablarles en su propio idioma, por eso implementamos el modelo dual de enseñanza, basado en aprender incorporando ambos idiomas. La recepción de los apoderados fue muy positiva: ellos querían participar y hacerse parte, porque nos entendían. Trabajamos con ellos para que se hicieran cargo del aprendizaje de sus niños cuando estos llegaban a casa, leyendo cuentos o integrando conceptos matemáticos cuando fueran a comprar".

-Con la experiencia de haber asesorado a escuelas a lo largo del mundo, ¿hacia dónde cree que debería avanzar la educación en contextos vulnerables en América Latina?

"El foco debe estar en hacer crecer el acceso a distintas opciones y oportunidades para los estudiantes. Sin acceso a oportunidades, nada va a cambiar. El panorama en Chile es bastante positivo comparándolo con su región o con América Central. Eso es lo que hay que hacer: generar más escuelas transformacionales o crear más emprendimientos relacionados con el área, que permitan a los alumnos acceder a más y mejores oportunidades".

- Hablando de tales iniciativas, ¿cuál cree que es el foco que deberían tomar los emprendimientos en educación que están surgiendo cada vez con mayor fuerza en Chile?

"Es maravilloso e inspirador ver cómo jóvenes apasionados intentan aportar desde sus propias ideas. En Chile se refleja con mucha intensidad. Mi consejo es que aspiren a llegar a los sectores que más lo necesitan y que trabajen siempre colaborativamente y no se aíslen en sus propias ideas. Muchas veces protegemos nuestras ideas por miedo a que otros las copien, pero si creamos algo valioso que sabemos que está funcionando, hay que contárselo al mundo: mientras más sepan, mejor. Y si la idea se replica, deberían sentirse orgullosos".

fuente://latercera.com

ESTUDIO REVELA QUE 22% DE COLEGIOS SON INNOVADORES Y COLABORATIVOS

Proyecto Podemos Innovar, iniciativa conjunta del CIAE de la Universidad de Chile y de MMC Consultores, realizó una indagatoria en 37 planteles de distintos tamaños y regiones. Fueron encuestadas más de mil personas de las comunidades educativas –directivos, profesores, administrativos y auxiliares. 61% de los colegios pequeños, el 44% de los colegios medianos y el 16% de los colegios grandes lograron una cultura intermedia.

El 22% de los colegios se encuentra en una cultura alta de innovación y colaboración, es decir, en ellos la innovación y la colaboración son valores y actividades tan importantes como la eficiencia, planificación, y la correcta ejecución del currículum.

Este es uno de los resultados del primer diagnóstico sobre Cultura para la Innovación y la Colaboración en  establecimientos educacionales chilenos, que realizó el proyecto Podemos Innovar, en el que participan el Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile (CIAE) y MMC Consultores.

En el estudio participaron 37 planteles de distintas regiones, tamaños y de todas las dependencias administrativas, fueron encuestadas más de mil personas de las comunidades educativas –directivos, profesores, administrativos y auxiliares-, y alcanzó una tasa de respuesta promedio del 70%.

El proyecto tenía como objetivo determinar si en los recintos existía una cultura preparara para afrontar y liderar los cambios necesarios para  una mejora en la educación.

“La innovación en educación no sólo se refiere a la incorporación de nuevas tecnologías, sino que es entendida como la capacidad para implementar ideas que mejoran la calidad de la educación que el establecimiento entrega a sus estudiantes”, dice Patricio Rodríguez, investigador del CIAE.

A su vez, la noción de “calidad de la educación” es entendida como un concepto abierto en el cual cada establecimiento definió aquello que entendió por “calidad” y sus desafíos correspondientes.

LIDERAZGO, APERTURA
El estudio midió diez dimensiones clave de una cultura colaborativa e innovadora: motivación laboral, liderazgo, diversidad, apertura externa, apertura interna, autonomía, confianza y colaboración, compromiso, tiempo y recursos e incentivos.

Agrupó a los colegios en tres tamaños –pequeño con entre 5 a 39 trabajadores; mediano, con entre 40 y 79 trabajadores; y grande, con más de 79 trabajadores- y los clasificó según su grado de cultura e innovación.

El 22% de los colegios pequeños, pero ninguno de los colegios medianos ni grandes encuestados, tiene una alta cultura de innovación, de acuerdo al estudio.

“Están buscando permanentemente nuevas ideas en su comunidad educativa, trabajando con padres, apoderados, estudiantes, docentes y entidades externas que apoyan el proceso educativo. Existen liderazgos innovadores que motivan a los educadores a proponer y desarrollar nuevas ideas, y cuentan con estructuras y medios de comunicación que las canalizan efectivamente. Promueven la diversidad en sus equipos y no censuran el fracaso, buscando socializarlo y generar aprendizajes a partir de él”, explica Rodríguez.

El 61% de los colegios pequeños, el 44% de los medianos y el 16% de los grandes lograron una cultura intermedia.

“Son establecimientos con altos niveles de confianza interpersonal, buena apertura hacia las ideas nuevas y los educadores se sienten motivados. Sin embargo, la creatividad se concentra sólo en algunas áreas o departamentos del establecimiento. La innovación y la colaboración son valoradas en el discurso, pero el impacto aún es limitado”, añade.

Mientras que el 83% de los colegios grandes, el 55% de los establecimientos de tamaño mediano y el 16% de los pequeños tienen una cultura de la eficiencia, es decir, se centran en mejorar, pero trabajan poco con la comunidad educativa y existe poca comunicación entre las distintas áreas.

MOTIVACIÓN LABORAL
El estudio determinó que entre los principales promotores de una alta cultura de la innovación se encuentran la  motivación laboral (71 puntos), que refiere a la sensación de desafío y sentido que asignan los trabajadores del establecimiento a sus labores cotidianas.

La confianza y colaboración se ubicaron en segundo lugar como promotores (68 puntos), ambos indican el nivel de confianza y capacidad para el trabajo colaborativo entre la comunidad educativa al interior del establecimiento. En tercer lugar; figuró compromiso (64 puntos), que demuestra cómo la innovación y el mejoramiento se incluyen en la estrategia de los establecimientos educacionales y la manera en que son incorporados por sus comunidades educativas.

FALTA DE RECURSOS
El escaso tiempo, la falta de recursos e incentivos y la baja disponibilidad de liderazgos fueron detectados como los principales obstáculos de una cultura de innovación en los colegios.

“Ciertamente Chile aún tiene desafíos pendientes que han sido puestos en relieve en el diagnóstico”, apuntaRodríguez.

El estudio se dará a conocer en el seminario de Innovación y Educación 2015, que se realizará este viernes en el Auditorio PriceWaterHouse de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile (Diagonal Paraguay 257, Santiago).

fuente://lanacion.cl