Sunday, February 17, 2013

Clase media chilena: educación, precariedad, incertidumbre


Mejor que antes, con más dinero, pero al borde del abismo siempre. Dos expertos analizan la situación de las capas medianas en el país “modelo” del desarrollo económico latinoamericano.
Barrios tranquilos, casas con electrodomésticos, viviendas sólidas, hijos en colegios pagados o estatales de buena calidad, acceso a la televisión por cable e Internet. Y sobre todo, acceso al crédito bancario que permite esos lujos. Así podría definirse, de forma general, la situación de la clase media en Chile, país donde un 84 por ciento de la población se declara parte de ese segmento, según estudios realizados por las universidades de Chile y Alberto Hurtado.

El Estado, en cambio, tiene su propia definición. Para el fisco, una persona de clase media es aquella que percibe entre 140 euros (pensionados, por ejemplo) y 380 euros (trabajadores no calificados que reciben la renta mínima estipulada en la ley). Es decir, solamente quedarían fuera de esa clasificación los indigentes o las familias con un solo generador de ingresos y muchas bocas por alimentar, que son quienes reciben subvenciones.

Los habitantes de Chile, un país considerado como modelo de desarrollo económico dentro del contexto latinoamericano, suelen quejarse de eso: la clase media es la olvidada por el Estado, que dedica sus esfuerzos a superar la pobreza a costillas de las capas de la sociedad que, sin vivir en la miseria, tampoco nadan en el mar de la abundancia. Son los que caen en la pobreza si quedan desempleados. Son los que viven en la incertidumbre, finalmente.
Alberto Mayol, sociólogo de la Universidad de Chile, autor de libros como “No al lucro. De la crisis del modelo a la nueva era política”, piensa que “el fenómeno central de la clase media chilena es la desestabilización y la precarización laboral. Hoy un miembro de ese estrato gana más que antes, pero sus condiciones de estabilidad son menores. Su principio esencial es la incerteza”.

Vulnerables al desempleo

La clase media chilena se desarrolla a fines del siglo XIX, cuando explota el comercio del salitre en el norte del país. Eso transforma la estructura económica de Chile y permite el surgimiento de nuevas capas sociales integradas por profesionales, artesanos y pequeños propietarios. Los burócratas se suman a ese corpus a medida que avanza el siglo.

Emmanuelle Barozet, socióloga de la Universidad de Chile, explica a DW que “a partir de los años 60, con el estancamiento del modelo de desarrollo, la clase media pierde protagonismo en manos de los sectores populares. La dictadura de Pinochet luego instala un régimen político, económico y social centrado en el mercado y la clase media debe reorientarse hacia el empleo privado, con muchos sobresaltos y dificultades”.
egún un estudio realizado por la misma investigadora, junto a los académicos Vicente Espinoza y María Luisa Méndez, la clase media en Chile corresponde al 43 por ciento de la población. Las clases populares llegan a un 47 por ciento, y los más adinerados cubren el 10 por ciento restante. Lo curioso es que muchos miembros de los sectores más pobres se consideran a sí mismos como de clase media, lo que se suma a los distintos criterios que existen al respecto entre los expertos y el Estado.

Quizás esto se explique debido a que “el ingreso medio es débil en Chile, lo cual tiende a limitar la distancia entre sectores populares y clase media. La precariedad de su posición social les hace vulnerables a los efectos del desempleo, la enfermedad o el envejecimiento”.

Educación, la única salida

Según Mayol, en Chile existe “un pacto basado en la idea de no hablar de dinero y así no ofender a los más pobres ni orientarlos al conflicto. Declararse de clase media es una forma de evitar el conflicto de clase”. En los países con capas medianas fuertes, añade, algo así no ocurre pues “son relativamente inmunes a la pobreza”. La desigualdad que surge de esas diferencias, donde los ricos son muy ricos, los pobres muy pobres, y la clase media un promedio matemático de lo anterior, “produce la mayor parte de las patologías sociales: inseguridad, suicidios, desintegración normativa”, dice el especialista.
La clase media chilena ve en la educación una vía de escape, de consolidación social y un espacio para progresar. Los años de escolaridad fueron, con el paso del siglo XX, distanciando a esta clase de los sectores más populares. “Son estos sectores, los medios, los que van a encontrar injusto el modelo educacional. Son los emergentes, los que creen en el sueño del mérito, los que ven que tras hacer el esfuerzo correspondiente, no reciben la recompensa prometida”, explica Barozet a DW. Y surge el descontento.

Chile versus Alemania

Un estudio de la Universidad de Bremen y del Instituto Alemán de Investigación Económica muestra que la clase media alemana está disminuyendo en número, al tiempo que se aleja cada vez más de los estratos menos pudientes. Bazoret compara esta realidad con la chilena, señalando que “esa disociación se dio en Chile en los años 80 y se consolidó en las décadas siguientes. Pero cuidado: la clase media alemana es mucho más rica que la chilena, cuya franja media y baja tiene redes de protección social limitadas”.

La experta ve otras diferencias: “En Chile, para ser de clase alta no solo dependes de los diplomas que tengas: dependes de matrimonios, patrimonio, redes sociales. No basta con ser bueno en la universidad. Eso no ocurre en Alemania, donde el tejido social es más continuo. En Chile no existe solidaridad social: cada uno paga sus estudios, su salud, su vejez y si no puede pagar, lo que recibe es de mala calidad. ¿Se puede hablar de solidaridad social en este caso?”.

Barozet, que ha dedicado buena parte de su labor investigativa a estudiar el fenómeno de la clase media chilena, piensa además que las políticas públicas orientadas a ayudarlos son reducidas y se limitan a subsidiar la compra de viviendas. “Esto es preocupante, pues no existe una relación justa entre la carga impositiva y los beneficios recibidos. La contribución de la clase medias a las finanzas públicas es casi igual a lo que reciben de vuelta del Estado, por lo que no se puede considerar que el sistema tributario los favorezca”.

En Bolivia arranca la educación trilingüe


Una profunda reforma en el currrículo educativo, que convertirá a las escuelas en espacios de enseñanza trilingüe, comenzará a ser implementada este lunes en Bolivia.
La idea es que el profesor en el aula de primaria y secundaria sea capaz de dar la materia en castellano, un idioma extranjero (que puede ser inglés, francés o portugués) y una lengua originaria.
El plan es que este proyecto arranque este lunes con el inicio del año escolar en Bolivia, aunque las autoridades admiten que es algo que llevará tiempo en adecuarse de manera generalizada.
"Es un proceso paulatino", dijo recientemente el ministro de Educación de Bolivia, Roberto Aguilar, a medios locales.
Según señaló a BBC Mundo Walter Gutiérrez, director de la unidad intra e intercultural del despacho de Educación, "ya se empezó la capacitación de los maestros".
"Hay unos 138.000 educadores en Bolivia, de los cuales 45.000 ya están inscritos en la formación complementaria", aseveró Gutiérrez.
Esta capacitación consiste en la enseñanza o mejoría de la lengua indígena al educador. Algunos, dicen las autoridades, ya manejan un idioma originario de manera verbal, pero el objetivo del programa es que puedan también hacerlo de manera escrita en alguna de las tres principales lenguas indígenas del país con alfabeto: Quechua, Aymara y Guaraní.
Según Gutiérrez, Bolivia tiene 36 idiomas originarios, de los cuales algunos están en peligro de desaparecer, aunque habría al menos 20 con alfabeto aprobado.
"Desde su fundación Bolivia no reconocía a su pueblo indígena. Por lo que hicimos esta reforma en el currículo base, del Estado plurinacional, para que los indígenas puedan incorporar sus lenguas", indicó Gutiérrez.
Esta medida se enmarca dentro de la política de reconocimiento a los pueblos originarios que inició el actual presidente Evo Morales, primer mandatario indígena del país.
Dudas
Los diferentes gremios de educadores del país han mostrado cierta preocupación con la medida, en cuanto a la posibilidad real de que se aplicada.
Hasta pocos días antes del inicio de clases el ministro de Educación sostuvo encuentros con algunos gremios para escuchar sus planteamientos.
Federico Pinaya, de la Confederación de Maestros Urbanos, fue uno de los que se reunió con las autoridades.
"El propósito es plausible. Que un bachiller pueda aprender un idioma extranjero y uno originario, es posible", dijo Pinaya a BBC Mundo.
"Pero actualmente no existen suficientes maestros formados, como pretende el Ministerio de Educación, que puedan dar clases en castellano y lengua originaria. Eso no existe", agregó.
Las autoridades reconocen que apenas el proyecto está dando sus primeros pasos.
"Es cierto que la mayoría de los maestros no están aún preparados", dice Gutiérrez.
"Pero a lo largo de 2013 pensamos terminar la formación de los maestros en forma complementaria", apuntó.
De los 138.000 educadores que hay en Bolivia, apenas una minoría logró obtener una licenciatura.
Casi 90% son técnicos superiores, aunque muchos de amplia experiencia en el aula. Son estos técnicos quienes están siendo actualmente capacitados por el gobierno.
Complejidades
Otra preocupación de los gremios de maestros es cómo se elegirá la lengua originaria a enseñar en las escuelas, en especial en las regiones de diferentes poblaciones indígenas.
Por ejemplo, en el departamento de Santa Cruz hay una cantidad importante de personas que tienen el quechua como primer idioma, mientras que otras tienen el guaraní.
"Sabemos que hay zonas de migración plurilingüe. Como por ejemplo en el municipio de San Julián, en Santa Cruz, donde se habla (además del castellano) quechua, aymara, y además hay poblaciones menonitas (que hablan alemán)", dice el director del Ministerio de Educación.
"Por ello se está conversando con cada grupo étnico y lingüístico. Si hay un grupo de padres que pide incorporar alguna lengua, esto se revisará", agrega.
Por ello podría ocurrir que en localidades como San Julián alguna escuela enseñe en castellano, alemán y quechua.
Bolivia es uno de los países de la región con mayor proporción de indígenas.
La nación tiene unos 10 millones de habitantes, y las autoridades estiman que más de la mitad pertenece a algún pueblo originario, aunque la mayoría tendría raíces ligadas a la nación Quechua o Aymara.

Economista: Chile ha acumulado un rezago en educación y salud


El economista del grupo Nueva Economía,Hernán Frigolett, se refirió al aumento de la nota de Chile, por parte de la agencia clasificadora canadiense DBRS, por su sostenido compromiso con políticas macroeconómicas acertadas, no obstante alertó que la distribución del ingreso está entre las más desiguales del mundo.
En conversación con GPS, el experto señaló que en esa materia Chile se ha rezagado con respecto a otras naciones considerando el alto Producto Interno Bruto (PIB) per cápita del país.
"Viendo el PIB per cápita que tiene, Chile ha acumulado un rezago en sus políticas de educación y salud y en ese sentido el gasto social está al debe. Hay que avanzar más, lograr mejorar y tener estándares de calidad más elevados que los que tenemos para poder aproximarnos a un estándar de país desarrollado, y ahí tenemos bastante que hacer", señaló Frigolett.
El economista añadió que en este ámbito de gasto público se pudo hacer mucho en los años anteriores, no obstante hay recursos para poder aumentar ese gasto en políticas públicas.
"Probablemente en algunos años acumulamos más de la cuenta, pero indudablemente podríamos haber avanzado más si uno ve todos los recursos que se han acumulado y que todavía hay holguras fiscales importantes, y más aun, si vemos la tasa de tributación que tiene Chile es relativamente baja para el nivel de PIB per cápita que tiene", indicó.
"En muchos ámbitos tenemos que avanzar demasiado, pero tenemos recursos disponibles para ello, pero hay que ponerse de acuerdo, consensuar bien y aplicar bien esos recursos", añadió Frigolett.
El economista valoró que la clasificadora de riesgo pusiera una nota de la emisión chilena de largo plazo en moneda extranjera, que pasó de A(+) a AA (-), mientras que la de largo plazo en moneda local mejoró desde AA(-) hasta AA. 
"Esto significa que el país presenta una economía sana, unas cuentas fiscales muy ordenadas, una situación patrimonial del Fisco envidiable, en general tiene activos internacionales que superan sus pasivos, tiene una posición neta acreedora y no deudora, y eso en general es muy bien mirado porque augura una estabilidad futura independiente de las vicisitudes que se puedan enfrentar", concluyó.